Va llegando el final y los sentimientos se vienen a flor de piel, la culminación es la entrada por el puente de madera que va por encima del río, tienes la impresión de rodar enmedio del agua.
Echamos de menos algún cartel o punto de final de recorrido, hicimos la foto de la pantalla de nuestro gran compañero, el Garmin, "punto de final de destino".
Fue emocionante de todas maneras, como comentaba en Facebook, es una experiencia que, como el Camino de Santiago, te hace crecer interiormente, y más si lo compartes con tu pareja.
Me he sentido protegida y Toni ha sabido subirme la moral de mil maneras en los momentos duros, ha inventado los caballitos del ciclismo y cada día he ido cambiando de color, he acabado con el caballito marrón!!! Al negro no sé si llegaré nunca, soy un poco peligrosa, los que me conocéis lo sabéis.
Así es que si eres ciclista y quieres vivirlo, anímate, son unas vacaciones diferentes, deportivas, ecológicas, con paisajes de una gran belleza, con momentos realmente mágicos, como la puesta de sol en Mimizan o cuando atraviesas el mar en el gran puente a la salida de Marennes.